De hacer lo que te dé la gana por el resto de tu vida (LEV)

18:36

Hoy hablaré desde mi propia experiencia. 


Si hay algo de lo que aprendemos (para bien o para mal) es de lo que nos pasa. De lo que vivimos en carne propia. El resto de cosas nos impactan y nos llegan a influenciar de muchas maneras en lo que somos. Por eso también importa para mí. Porque esta educación sentimental es a la que vas a estar ligado toda tu vida. Todo lo que pasa a tu alrededor impacta en ti. Y es decisión tuya darte cuenta o seguir creyendo que fue una cuestión de azar.

En el primer capítulo te conté cómo me di cuenta que el mundo no es en definitiva lo que creemos cuando somos pequeños y que en realidad a medida que crecemos se vuelve cada vez más desconocido. Quise mostrarte un ejemplo (que no es real pero que es lo que les pasó a muchas personas) en el que “planeamos” nuestra vida para que al final dependa de alguien más. Estudiamos hasta más no poder y cuando sentimos que por fin estamos listos para salir a vender todo lo que sabemos y pretender que nos paguen muy bien por ello, nos estrellamos contra una sociedad muy cambiada que no te necesita y a la que por el contrario, pareces estorbar.

En esta nueva entrega no te voy a hablar de algo que haya impactado mi manera de pensar. Te voy a contar lo que viví y que me confirmó lo que te dije antes.


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En la universidad donde estudio obtienes un plus desde que inicias la carrera y es la oportunidad de realizar prácticas empresariales a partir de segundo semestre a diferencia de las universidades normales que las empiezan en los últimos meses.

Claro que no es mucho lo que puedes llegar a aportar después de únicamente un año de estudio pero es bastante el aprendizaje y yo digo que te ahorra mucho tiempo y que te aterriza cuando todavía tienes chance de preguntarte que hacer cuando esta etapa acabe.

Te podrás imaginar la (no voy a llamar emoción pero casi) intriga cuando te dicen que al fin vas a tener la oportunidad de entrar en una empresa a ejercer algo de lo que estás estudiando. Algo de lo que se supone que amas hacer y que por eso lo elegiste como carrera. Ya sé que antes de esto muchos de mis compañeros pudieron haber tenido empleos temporales pero dudo mucho que haya sido en algo a fines. De cualquier modo, era la primera vez que yo me enfrentaba a un horario laboral, a un jefe, en fin, a lo que llaman un “trabajo de verdad” porque sí, nunca antes había tenido la necesidad de trabajar.

Es de esa manera que llegamos a mi primera empresa (que para efectos de no tener problemas no mencionaré su nombre real) y es aquí donde poco a poco todo empieza a desplomarse.

Ya nos habían advertido que las empresas a las cuales iríamos a hacer entrevistas eran pequeñas y creo que ninguno tenía problemas con ello. Después de pasar por una fábrica de guantes que se echó para atrás, me eligieron en una empresa comercializadora de papelería en general. Se especializaban en vender ese papel en el que se imprimen las facturas de cualquier almacén y estaba compuesta por básicamente 3 personas.

Mi jefe, la esposa y la comercial que era una amiga de antes de mi jefe. Ah y el socio que no lo cuento porque nunca estaba pero que era el que se encargaba de buscar la plata.

No voy a entrar en más detalles porque mi objetivo no es hacerte un resumen de cómo es la empresa. Necesito es que entres en contexto.

Al principio me alegraba salir a prácticas porque durante ese tiempo me olvidaba de parciales y trabajos y de la universidad en general pero después deseé con todas mis fuerzas que el tiempo se pasara volando.


Mi primer aprendizaje de esta experiencia fue en la percepción que yo tenía de lo que significaba crear empresa aquí en Colombia. Cuando alguien nos habla de un empresario o se refiere al gremio de empresarios, inmediatamente se venía a mi mente alguien con mucho dinero que decidió que el resto del mundo no tiene lo que él busca y que decide montar una empresa para ser su propio jefe y no tener a nadie que le joda la vida. Trabajar para él, sin horarios, viviendo la buena vida.

Bueno, bajémonos de esa nube.

No pasó mucho tiempo cuando me enteré cómo había comenzado todo. Después de perder su casa al verse obligados a venderla para pagar todas las deudas que los ahogaban, mi jefe decidió, con el único saldo que les quedó, crear la empresa. Él ya había trabajado en otra que se dedicaba a lo mismo. Conocía todo el negocio y decidió lanzarse de cabeza con lo único que le quedaba.

Me di cuenta y entendí que no es verdad que necesitas dinero (al menos no en una gran cantidad) ni una idea que la saque del estadio (cualquiera para empezar está bien) para decirte a emprender. Que ahora que sabes que el mundo de afuera no te necesita como un peon más, debes tomar decisiones asertivas en las que busques tu propia manera de hacer las cosas.

Moraleja: Lo único que necesitas es voluntad. Porque sí, “querer es poder”. Tuitéalo!


Cuando ya empecé a trabajar en forma me di cuenta de cuánto te cuesta (y no hablo de dinero) mantener una empresa a flote y peor aún, hacerla crecer. Todo era más difícil de lo que había podido imaginar.

Mi primera impresión y las dos cosas más importantes de las que me di cuenta:

Te cuesta el tiempo que tienes para compartir con tu familia.

Mi jefe bueno, era el jefe y por tanto, la mente maestra de todo. El día no terminaba de comenzar cuando ya sentía que las ocho (ridículas) horas laborales no le alcanzaban para el mar de asuntos que debía atender. Por esta razón, decidía quedarse más tarde, después de que me había ido, a quedarse a resolver las cosas que no pudo en el día. Sus hijas llegaban del colegio y pasaba todo el tiempo en su oficina hasta que se acostaban a dormir. Sí, no siempre era así pero muchas veces sucedió.

Te cuesta tu salud y tu vida.

Y es que ya no hay vida más allá de la oficina. Lo quisiera o no, su mente estaba siempre divagando entre cotizaciones, órdenes de compra, organizar envíos y la nómina. No hay vida. Yo creo que cuando se imaginó su futuro nunca vio que se estaba hundiendo en lo que él mismo había empezado. Esto no es sano y no necesitó decirme que no era en definitiva lo que esperaba.

Con lo que te dije en el post anterior me di cuenta que en definitiva no quiero salir de la universidad a mirar en qué trabajo de medio pelo me acomodo hasta que (con algo más de suerte) logre ascender y me parezca que ya, que de ahí me jubilo. Dios me libre!! Pero ahora, evaluando la otra opción, veo que el otro plan, el de crear una empresa y decidir hacer algo por mí misma, no es lo que yo creí.

Llego a este punto donde intento encontrar lo que debería hacer cuando los dos caminos aparecen cerrados. Tuitéalo!


Teniendo en cuenta todo lo que viví en el corto tiempo que pasé en esta empresa puedo decir muchas cosas que no me parecieron, cosas en las que no estuve de acuerdo, y vi una pequeña luz al final del oscuro túnel.

Para empezar, tengo que decir que aunque admiro el hecho de que se haya lanzado a emprender, hoy en día ese término hace referencia a mucho más que crear una empresa y ya. Se me hace imperativo el que junto con el emprendimiento vaya la inovación de la mano. La una no puede sobrevivir por mucho tiempo sin la otra. Por esta razón era que a mi jefe nunca le iban a alcanzar las horas para lograr hacer todo el trabajo demandado. Su empresa estaba a flote y él lo que intentaba hacer era evitar que naufragara. No estaba haciéndola crecer aunque estuviera convencido de eso.

En segundo lugar, yo creo que mi sueño del empresario que ama lo que hace, que es su propio jefe, que puede tomarse vacaciones en paz y que no necesita de las ridículas 8 horas diarias, es muy posible de lograr. Y aquí es donde entra esa frase cliché que dice "No hay cosas imposibles. Sólo personas incapaces" o algo así. Un problema que evidencié (y no sé si sea general)  fue que se las creía saber todas. 

A ver, a ver, a ver. 

El hecho de que hayas creado una empresa no te convierte en un sensei. Que claro, diste un paso que muchos no se atreven pero no pasas de ahí. A lo que voy con esto es que necesariamente necesitas seguir aprendiendo. Es que no te las sabes todas. Todos los días el mundo se mueve y está en constante cambio.

El verdadero valor no se evidencia en el momento en el que tomas la decisión de emprender algo por tu cuenta sino cuando decides hacer de eso la vida que soñaste. Tuitéalo!


Y finalmente (si no este post no acabaría nunca), creo que de las cosas que marca la diferencia es la mentalidad. En definitiva, tú la vas formando con el tiempo y se ve influenciada grandemente con tu crianza y tu modo de vida. Pero independientemente del por qué piensas como piensas, creo hay un único chip que funciona en el cerebro cuando se trata de salir adelante y abrirte paso ante una sociedad tan competitiva. Los grandes se comen a los pequeños y por más que quieras y te guste lo que haces y el cómo lo haces, es necesario entender que ahora tu proyecto demanda de ti unas capacidades y aptitudes específicas que debes desarrollar. 

No se trata de ser todos iguales. Cada uno tienes sus maneras de hacer las cosas y en esa diversidad está el valor. A lo que me refiero es que necesitas decisión, necesitas trabajar muuuy duro y entender todo lo que eso conlleva pero más que nada, hagas lo que hagas, necesitas hacerlo de la manera más eficaz posible. Que a cierto plazo se cumplan las metas y se llegue a los resultados esperados. 

Necesitas creer en ti y en lo que estás haciendo.

Y cuando entiendas eso, necesitas hacerlo a tu manera. Es el único camino que importa. Claro que valen las opiniones de los demás pero (y alerta de cliché) debes seguir tus instintos. Explora tu lado creativo. Aporta. Ten ideas y haz planes. Ejecuta. Decide hacer algo que nadie más está haciendo porque es imposible que lo hagan de la misma forma que tú.

Por eso es que te digo que no necesitas una idea que revolucione el mundo, lo que necesitas es buscar la forma de hacer lo que te dé la gana pero de la manera correcta que no es más que a tu propia manera.


Que tenga tu sello.


Y lograrás lo que busca todo el mundo hoy en día: Diferenciarte del montón. Tuitéalo!


Pd: Por si te preguntas si sigo en esta empresa, la verdad es que no. Por diferentes razones estuve allí sólo por 6 meses y ahora estoy en una nueva. Si te gustaría que escribiera acerca de lo que he aprendido últimamente (que no ha sido poco) déjalo en los comentarios. Yo encantada!

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