¿Qué dirían en tu funeral?

17:14

En muchas ocasiones nos quedamos sin palabras. A veces, aprendemos a callar después de que nos han pedido tanto silencio. Pero otras veces, simplemente, no tenemos nada que decir.


Queremos decir algo que consideramos importante y que sin duda importará al que esté dispuesto a escuchar.

¿Qué quisieras que se dijera de ti en tu funeral?

¿Qué tienes para dejar?

Sea lo que sea lo que estés haciendo probablemente no te gustaría que hablaran de ello.

Estudias para graduarte y conseguir un empleo y lograr la cantidad de dinero suficiente para comprarte una casa e irte a vivir solo, y casarte y tener hijos (o no casarte y no tener hijos) y envejecer y vivir de tu pensión y, claro, morir. Aunque, no necesariamente en este orden.

Pero, ¿de qué estás orgulloso?

¿Te importa lo que haces?

Si mueres hoy, entonces ¿para qué estudiaste? ¿Para qué el sacrificio de horas laborales? Lo hiciste con la mirada fija en un futuro mejor y un ideal de vida que no se consigue o que al menos, nadie ha vivido para contar.

¿Puedes estar satisfecho con lo que hiciste?

¿Cuándo llega el día en que dices “puedo irme en paz”?

Creo que tienes algo más que dejar que sólo lamentos.

Creo que puedes decidirte a hacer algo más hoy.

Es importante lo que hagas porque puede ser todo lo que quede de ti.


Dime, ¿va a quedar una universidad a medias? O quizá, ¿un trabajo exitoso?

Todo lo que queda de ti entonces, no es tuyo.

Deja algo en lo que tú estés!

Deja un campeonato ganado.

Deja un viaje recorrido.

Deja letras desordenadas.

La pregunta, “¿Qué haces en tu tiempo libre?” debería ser la que más emoción te cause contestar. Porque es lo que realmente quieres hacer. ¿Pero lo estás haciendo?

Nadie dijo que fuera fácil. Mi mamá siempre me dice que lo fácil ya alguien lo hizo.

Entonces apuesta por lo difícil.

No nos dijeron que podíamos hacer lo que nos diera la gana. Bueno, es cierto, no siempre. Pero existe el tiempo para darlo todo.

Sé tu propio maestro (Con algo de ayuda de internet).


Las escuelas están sobrevaluadas. Hoy día no se necesitan.

No necesitas ni siquiera de una idea como todos los conferencistas afirman.

Lo único que en serio necesitas es un sentimiento.

Es ese que sientes cuando haces algo que te gusta, que te apasiona, que te hace sentir vivo.

“Querer es poder”


Pero lo que no nos preguntaron, es ¿cuánto lo queremos? ¿Qué estamos dispuestos a hacer por lograrlo? ¿Qué sacrificaríamos?

¿Todo por sentirnos… bien?

Bueno, te contesto que es lo que muchas personas ni con toda una vida de ventaja, alcanzan.


Concluiría pues que, todo este rollo, desemboca en una única verdad: El lenguaje.

El mundo está hecho de palabras.

Palabras que se dicen. Palabras que se piensan. Palabras que se vuelven realidad. Palabras que determinan quienes somos. Palabras que forman parte de todo.

Ni el cielo es el límite cuando algo se quiere de verdad.


Pero nunca nos lo dijeron.

Y no nos dimos a la tarea de averiguarlo.

Este mundo. La vida. Tu vida. Son sólo expresiones del lenguaje.

El problema, en opinión de alguien con apellido Wittgenstein, es que la filosofía tradicional intenta en muchas ocasiones traspasar las barreras de lo que se puede decir, del lenguaje, hablando acerca de cosas de las que no se puede hablar.

¿Tiene sentido?

Si se trazan los límites de lo que se puede decir con sentido por medio del lenguaje, se descubre que no se puede decir con sentido nada acerca de las cuestiones filosóficas. 

Cuestiones filosóficas como la vida, la muerte o la felicidad.

Para trazar los límites del lenguaje, este señor supone que su función es describir la realidad y que hay una correspondencia entre los dos.
Por lo que, estudiando qué elementos componen un lenguaje lógicamente perfecto, sabremos de qué elementos está compuesta la realidad y viceversa.
¿Y no es lo que queremos? ¿Lo que buscamos?

Que alguien nos explique dónde es que estamos y qué realidad es la nuestra.

¿Cómo podemos ir más allá si no limitamos dónde estamos?


El lenguaje con sentido no es más que un conjunto de proposiciones que describen o figuran algún estado de cosas posible.

Así que haz de lo que tienes en tu mente cosas posibles!

No lo dejes en palabras que pudieron haber valido la pena, que pudieron haber tenido sentido.

Las expresiones que no describen ningún estado de cosas posibles no tienen sentido, pues no figuran nada, no pertenecen al lenguaje.

De este tipo son las expresiones filosóficas.

Estas no dicen nada sobre la realidad, ni lo pretenden, sólo muestran ciertas cosas acerca de la naturaleza del lenguaje y de la estructura del mundo. De este mundo en el que vivimos sin tener conciencia de ello.


La filosofía bien entendida, no puede pretender decirnos nada acerca del mundo, no es una ciencia natural, no es una forma de conocimiento, no forma parte del lenguaje.


Nadie en esta tierra puede pretender decirnos nada acerca del mundo. Es tu visión de él lo que lo hace ser tu mundo. Son las diferentes visiones las que nos hacen ser. Y vivir.

Creo fielmente en que hay algo que podemos hacer, que queramos hacer, en este mundo. Hoy. Sólo si lo decidimos.

Muchos se dan a la tarea de ignorar las cosas importantes, como el tiempo. Y de seguir el camino de la mayoría.

Muchos ignorarán todo lo que he dicho y seguirán haciendo lo que venían haciendo.

Quizá sólo el 1% de las personas que lea esto valga su individualidad. Y tome decisiones. Y sacrifique cosas banales por algo mejor. Pero me doy por bien servida.


La filosofía es una actividad que consiste en el análisis lógico del lenguaje para distinguir entre lo que se puede decir y lo que no. Una vez hecho esto, sólo hay que mantenerse vigilantes para no volver a caer en antiguos errores.

Llegó la hora de que me cuentes!

Retrocede en el tiempo. Detente a observar de lejos tu vida. Y si hoy de repente te fueras de este mundo,


¿Qué dirían en tu funeral?

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