Está bien tener miedo. Está bien no querer demostrar cosas que sentimos o contar cosas que nos pasaron. Está bien no querer involucrarnos tanto con las personas que tenemos cerca. Todo esto está bien desde que sea momentáneo. No puedes encerrarte en ti mismo para siempre.

Es simple cuando nos preguntan por nuestros defectos porque la lista que llega a nuestra mente es casi interminable. Somos nuestros más grandes jueces y nos ponemos a criticar cada vez que podemos. En cambio, cuando alguien nos pregunta por nuestras virtudes nos quedamos en blanco. La salida más fácil entonces es pedirle a quien te conozca que te las diga porque debes tenerlas pero no eres lo suficientemente capaz de verlas por ti mismo.

Qué es eso que te lo impide?

No todos tienen confianza en sí mismos naturalmente. Algunas personas se comunican de manera demasiado pasiva. Otras personas tienen un estilo demasiado agresivo. Un estilo seguro es el equilibrio ideal entre estos dos extremos.

Sé identificar perfectamente a las personas de estilo agresivo. Pero también puedo ver que son precisamente estas las que más inseguridades tienen. Se dan a la tarea de llevar día a día diferentes máscaras al punto de olvidar quiénes son debajo de ellas.

Por el contrario, el estilo pasivo se me dificulta más. No puedes saber si detrás de lo que dicen hay algo escondido, un trasfondo, o simplemente lo que dijeron fue todo lo que quisieron expresar.

En este orden de ideas, ser del estilo seguro significaría lo siguiente:

· Puedes expresar una opinión o decir cómo te sientes. Que no te dé miedo el pensar diferente y que por el contrario logres enorgullecerte porque haces lo que la mayoría no puede.

· Puedes pedir lo que deseas o necesitas. Dejemos de cohibirnos de ciertas cosas por temor a decir lo que sentimos. Necesitamos aprender a valorarnos.

· Puedes expresar tu desacuerdo de manera respetuosa. Está bien no estar de acuerdo y debes estar dispuesto a decírselo a los demás. Busca la mejor manera.

· Puedes hacer sugerencias o dar a conocer tus ideas. Cree en el valor que tienes para aportarle a la vida de los demás. Lo que piensas y las ideas que tienes sólo puedes saberlas tú si no dejas que alguien las escuche.

· Puedes decir "no" sin sentirte culpable. Bueno, la verdad que esta cuesta un montón. Saber decir no en el momento adecuado no es algo que se logre a la primera. Siempre tenemos miedo de decepcionar dando una respuesta negativa pero a veces es necesario. Aprende a decidir cuándo.

· Puedes defender a otra persona. Toma los argumentos necesarios para hacerlo. No lo hagas sólo porque sí.

Las chicas de enfemenino.com enlistan las 5 claves para tener confianza en uno mismo:

1- La aceptación

Concédete el derecho a tener opiniones, pensamientos o actuaciones. Y aprópiatelas sin denigrarlas nunca ni negarlas. Así, a diario, nos forzamos a dar nuestra opinión en una conversación, incluso si va en contra de lo que piensan los demás, e incluso si imaginamos que eso no tiene interés. Prueba primero en círculos reducidos, por ejemplo en familia. Después, cuando te sientas más a gusto, expresa tu opinión delante de tus amigos. Última etapa: en el trabajo, delante de los compañeros durante una reunión.

2- La afirmación

Sé auténtico en tus relaciones, y no busques falsear la realidad con el objetivo de agradar. No puedes copiar tu actitud de la de los otros, porque cada uno posee su propio modo de expresión.

3- Fijarse objetivos

Ponte pequeños desafíos a diario. Para ello, hay que conocer las capacidades de uno mismo y sus propios límites, fijándose objetivos realizables. Ve progresivamente, etapa por etapa, aumentando la dificultad. Después observa los resultados para reconocer lo que se necesita cambiar y ajustar.

Observar los fracasos permite también detectar los puntos en los que se cojea, y evitar así reproducir los errores.

4- El método Coué

Repite mañana, tarde y noche frases positivas: “lo puedo hacer”, “tengo capacidad para realizar este trabajo...” o “soy el mejor”..., es el pensamiento positivo y ayuda a tener confianza en uno mismo, y a no verlo todo negativamente. Pero para que este método funcione ¡antes hay que creer en tu propio poder!

5- Afrontar las situaciones

En lugar de huir sin cesar de las situaciones que te hacen sentirte a disgusto, hay que enfrentarse a ellas e ir a por todas. No bajes la mirada en cuanto te miren, responde y participa en la conversación cuando un desconocido entabla un diálogo... Todo con el objetivo de adquirir nuevas experiencias para, poco a poco, reducir estas situaciones angustiosas.

Sea como sea, no puedes permitir que el mundo hable más fuerte de lo que tú lo haces.

Tienes que hacerte escuchar. Tienes que creer en ti y en lo que puedes aportar a cada persona que te rodea.

Enfréntate a situaciones en las que nunca hayas estado porque sólo entonces descubrirás una parte de ti que no habías visto antes.

Ten el valor de creer en ti.

Porque lo vales.

Y no porque alguien te lo diga. O deje de hacerlo.

No eres lo que los demás piensan de ti. Ni lo que esperan que seas.

Muéstrales quién eres en realidad con toda la firmeza y convicción del mundo y verás que su reacción podría sorprenderte.

Mírate en el espejo y dedícate una sonrisa. Eres quién siempre vivirá contigo así que tienes que aprender a quererte y a valorarte y a buscar dar a cada momento, lo mejor de ti.

Date segundas oportunidades y cree en ellas.

Date aliento y nunca te des por vencido en ti mismo.

¿Qué necesitas para creer en ti?